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¿Tengo tu interés? bueno, entonces sigue leyendo esta historia que nos contaron nuestros amigos misioneros brasileños: Carlos y Monica Oliveira 

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Trabajamos mucho aquél día y este había sido un día de enormes 
retos. Hacía frío (la ciudad está ubicada en una montaña alta), la 
eletricidad sufría cambios súbitos de voltaje y hacía fallar nuestro 
sistema eléctrico. Al final del día cuando uno de nuestros dentistas 
voluntarios trataba de extraer un diente de un paciente Mazahua, se vio en problemas. ¡El diente se resistía a la extracción! Monica tuvo que correr para auxiliar al colega y luego de casi una hora, de mucho sudor y espasmos en los brazos, declaramos la victoria de los dentistas sobre el diente Mazahua. ¡Qué alivio! Una vez terminado el trabajo, mientras guardábamos el equipo para volver a casa, dos indígenas se nos acercaron para preguntar. Uno todavía tenía su cara anestesiada, con gasas en la boca y asímismo formuló la pregunta vital: - Doctora, ¿Quién tiene los dientes mas fuertes, los Otomís o los Mazahuas? 

Cuando Monica reconoció públicamente que el diente del Mazahua habia sido más difícil de sacar, una multitud detrás de ella gritaba de alegría. El Mazahua todavía exclamo: - Yo te dije que los 
Mazahuas tienen los dientes más duros que los Otomís. 

Al Otomi no le gusto perder y preguntaba: - Si, pero ¿quién tiene los dientes más rectos, los Otomís o los Mazahuas? 

Monica dijo: - Tiene usted los dientes más rectos, pero esto no es un asunto racial, sino individual.  Consuelese señor, su amigo Mazahua va a tener mucho más dolor despues de que pase el efecto de la anestesia. 

Con los dos grupos contentos, terminamos de empacar.  Pero no era todo... el amor en acción había producido una buena aceptación para el evangelio. Los indígenas mexicanos conocen un proverbio muy antiguo que dice:  

Ya basta de gritar contra en viento. Toda palabra es ruido sino es acompañada de acción.